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Capitulo 1

¡Ha llegado el tiempo de favor para el Sion!

La historia nos cuenta el nacer y caer de las naciones una sola nación se levanta en la historia del hondo de los siglos pasados para que vuelva a vivir. Es Israel.

Podría ser en algunos puntos de vista que la caída y el renacer de Israel serían igual que la de las otras naciones. Mas no tiene ningún paralelo. Dios trató con ellos, no que ellos dijeron que es su Dios. Sino que Dios mismo declaró que Él es Dios de Abraham, Isaac y Jacob y el Dios de Israel (Exodo 3:15; Jeremías 28:4). Para aumentar más estas promesas el Señor dijo por medio del profeta Amos: "A vosotros solamente he conocido de todas las familias de la tierra" (Amos 3:3). Tal ha sido la herencia de Israel.

El renacer de Israel como nación es un gran fenómeno de nuestros días. Nuestra generación vio el momento histórico cuando el hombre puso pie en la luna, fue muy emocionante verlo. Mucho más significante es el renacer de Israel para aquellos que ven este acontecer, como el cumplimiento de la Palabra de Dios. El renacer de Israel nunca tendría lugar sin el hecho que el pueblo de Israel, que en el tiempo de casi 2000 años, ha estado esparcido por todo el mundo. Se mantuvo un pueblo distinto y homogéneo en las tierras de sus viajes. Ni las persecuciones, el hambre o la fortuna pudo determinar que se asimilen con los pueblos de estos países en donde vivieron.

Ahora el modelo de la historia es roto. Una nación renació y su pueblo vuelve a su país natal. Y esto contra el odio y el terror de la Roma pagana, las Cruzadas, la Inquisición, a las tentativas de la Cristiandad de convertirlos con la oferta de salvación de la Iglesia y el Estado.

La dispersión de los judíos no fue una casualidad. Fue planeada con mucho cuidado y ejecutada por el poder romano, que estaba siempre en rebeliones. El poder romano determinó un plan más astuto que el de los babilonios que llevaron a los judíos a Babilonia pero no los dispersaron más lejos. Los romanos sabían que los judíos volvieron con éxito de Babilonia y rehicieron su nación. Así ellos decidieron que esto no se repetiría. Separaron los prisioneros y los llevaron a todas partes del mundo, entonces, una vez separados y enviados a las naciones, serían absorbidos y así perderían su identidad. Y con esto, su aspiración nacional terminaría. La presencia del nuevo Israel como nación independiente es hecho de un plan más grande que el de los romanos. Con seguridad, solamente el Señor podía mantener a este pueblo y traerlo de nuevo a su país. El Señor previo cuidadosamente la dispersión y la reunión de su pueblo.

Ahora en el marco y el cumplimiento de las profecías del Señor, en relación con su pueblo, sin embargo algunos judíos han perdido fe en la inspiración del Tora. Aun cuando se retiene por la belleza e historia que contiene. Aun cuando están con un fenómeno diferente de su reunión y el renacer del Estado de Israel, los judíos ven estos acontecimientos como casos aislados y no como parte de un plan para establecer la bendición para todo el mundo.

La reunión y el establecimiento de Israel son considerados como una realidad humana, porque este parecer humano es tan fuerte, y la fe en lo divino tan débil. En las experiencias de Israel llegaron a aprender a no inclinarse a las imágenes paganas. Se inclinarán ahora a los dioses del Humanismo. El espíritu de infidelidad no fue parte de la herencia Abrahámica. Abraham creyó en Dios y vino a ser un grande, y cuando Israel creyó en Dios ellos prosperaron, cuando no lo obedecieron fracasaron. Otro punto de vista no estaría de acuerdo con la historia judía.

Israel es la única nación del mundo que tiene un registro completo del pasado, una muestra cierta de profecía presente y una descripción completa de su destino entre las naciones. Como pueblo, ellos han sufrido y fueron perseguidos más que otros pueblos. Más en la vista de Dios, han sido muy favorecidos. La bondad de Dios hacia ellos no puede ser apreciada a menos que se considere el panorama profético del crecer, declinar, el caer, el exilio, y el rehacer de Israel en el Plan Divino de las Edades.

Dios tenía algo muy importante en su mente cuando le dijo a Abraham: "Vete de tu tierra y de tu parentela, y de las casa de tu padre, a la tierra que te mostraré y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y los que te maldijeren maldeciré; y será benditas en tí todas las familias de la tierra" (Génesis 12:1-3). No solamente Dios hizo esta promesa segura a Abraham, más tarde la confirmó en un juramento como no podía jurar por nadie más grande que Él y dijo: "Por mi mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo. De cierto te bendeciré, y multiplicaré su descendencia como las estrellas del cielo y como las arenas que están a la orilla del mar, y tu descendencia poseerá las puertas de tus enemigos. En tu simiente serán bendecidas todas las naciones de la tierra por cuanto obedeciste a mi voz" (Génesis 22:16-18).

  1. Que la simiente de Abraham ha de poseer el país para siempre.
  2. "Todas las naciones de la tierra en tu simiente (de Abraham) serán bendecidas."

El papel de Israel como nación de bendición no corresponde al pasado. Zacarías dijo: "Y sucederá que como fuisteis como maldición entre las naciones, oh casa de Judá y casa de Israel, así os salvaré y seréis bendición. No temáis, más esfuércense vuestras manos" (Zac. 8:13). Del tiempo de Zacarías hasta el presente, este pueblo no tuvo medios de tener ni para si mismo la bendición de Dios- por lo tanto menos para otros pueblos. No tuvieron el país en su posesión eterna. Dios habló de cosas más grandes, que no corresponden al pasado, que fue tan difícil. A Abraham se le dio un entendimiento suficiente para saber que pasarían muchos años hasta que iría a tener la esperanza de poseer el país. "Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí; y será oprimida cuatrocientos años" (Gén 15:13). Abraham no podía conocer el gran período de tiempo que pasaría antes que Dios cumplió con sus arreglos. Mirando nosotros donde hoy estamos, nos parece que Dios no se apuró.

Los herederos de Abraham, todos evitaron de mezclarse con el mundo, a pesar de la tendencia natural de asimilarse. Cuando José trajo su familia a Egipto, les habló de separarse de los egipcios diciéndoles que eran hombres de cuidar ganado. Porque para los egipcios es abominación todo pastor de ovejas (Génesis 46:33-34). El plan resultó. Ellos quedaron separados de la esclavitud egipcia bajo la conducción de Moisés. Con mano fuerte el Señor los sacó de Egipto. La liberación fue extraordinaria, mas, con todas las responsabilidades asumidas con Dios vivo, casi cambiaron su liberación en una destrucción, aun antes que las tablas de la Ley fueran dadas, en el tiempo que Moisés estaba en el monte en comunicación directa con Dios. Dios interrumpió la acción, para decirle a Moisés: "... ahora pues déjame que se encienda mi ira y que los consuma: y de ti yo haré una gran nación" (Ex. 32:9, 10). La oración y petición de Moisés por Israel consiguió que pare la mano divina, en la destrucción de éste pueblo. Moisés consiguió en una reunión con Dios la presencia divina con Israel. Para evitar la pérdida inútil de vidas, el Señor le ofreció mandar el ángel delante de ellos,"... pero yo no subiré en medio de ti, porque eres pueblo de dura cerviz, no sea que te consuma en el camino" (Exodos 33:3). Moisés intervino de nuevo en uno de los momentos más importantes: "Si tu presencia no ha de ir conmigo no nos saquéis de aquí en que se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos. Yo y tu pueblo, sino que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo estemos apartados de todos los pueblos que estén sobre la faz de la tierra. Y Jehová dijo a Moisés, "... también haré esto lo que has dicho." Esto aclara el hecho que Israel es diferente y que prevee algo más grande.

Bajo la conducción de Josué la tierra prometida vino a ser una realidad. Ellos tomaron la tierra y en el tiempo de los Jueces intentaron vivir según la ley de Moisés, teniendo unos sucesos loables en estos tiempos de los Jueces. "Restauraré tus jueces como al principio, y tus consejeros como era antes. Entonces te llamarán ciudad de justicia, ciudad fiel" Isaías 1:26). La esperanza de los tiempos de los Jueces la más alta forma de gobierno: autogobierno, basada en la responsabilidad individual en cumplir con la ley.

El gobierno de los Reyes ha mostrado ganancias y pérdidas determinadas por un gobierno central. Eso los llevo a un reinado individual, con el poder que corrompió y debilitó la conducción de la Ley. Israel no pudo escapar de esta forma de sistema, que cada hombre lleve su propia determinación, porque el corazón humano busca la libertad de conducirse. Israel se levantó entre las naciones llegando a la gran gloria bajo Salomón. En este momento el Señor los dividió y dijo Jehová a Salomón: "... por cuanto ha habido esto en tí, y no has guardado mi pacto y mis estatutos que yo te mandé, romperé de ti el Reino y lo entregaré a tu siervo. Sin embargo no lo haré en tus días, por amor a David tu padre, lo romperé de la mano de tu hijo. Pero no romperé todo el reino, sino que daré una tribu a tu hijo. Por amor a David mi siervo y por amor a la Jerusalén, la cual yo he elegido (1 Reyes 11:11-13). El reino de las dos tribus ha durado un tiempo y finalmente bajo los romanos vino la expulsión y la esparción. Todas estas cosas han sido previstas.

La historia de Israel cubre dos largos períodos de tiempo, cada uno de igual duración. La primera comenzó con la muerte de Jacob. Comenzando de entonces, el pueblo de Israel se alegró del favor de Dios. Aunque estaba combinada con castigos. En un tiempo de 1845 años Dios los bendijo cuando ellos le sirvieron con fe. Cuando pecaron y se volvieron hacia el mal, Él los castigó, cuando se arrepintieron Él otra vez los recibió mas Jeremías llamó la atención a un tiempo cuando ellos serían castigados sin que tuviera el favor nacional. "Castigados, yo os arrojaré de esta tierra a una tierra que ni vosotros ni vuestros padres habéis conocido, y todos serviréis a dioses ajenos de día y de noche; porque no os mostraré clemencia." Jeremías 16:13 Esta profecía se cumplió cuando el favor de Dios se terminó y fueron esparcidos por todo el mundo. Esto no puede aplicarse a los setenta años como prisioneros en Babilonia. Las Escrituras muestran que serían esparcidos en un país desconocido, ni vosotros, ni vuestros, padres. Su padre, Abraham, vino de la tierra de Ur de Caldea (Babilonia) Jacob su nieto, vino de Siria (Deut. 26:5). Por lo tanto, la esclavitud en Babilonia no los encontró en un país desconocido de sus padres. No solamente el lugar de esparcimiento es diferente, sino también el período más largo que los setenta años de esclavitud de los que Jeremías habla: "Pero primero pagaré el doble su iniquidad y su pecado" (Jeremías 16:18). El período de sin favor sería igual al período de favor delante del rechazo y abandono de ellos como nación. Una comparación atenta a este doble muestra que de la muerte de Jacob hasta el rechazo y abandono de Israel fue un período de 1845 años, entonces el sin favor nacional sería un tiempo similar, de 1845 años.

Hablando sobre el fin de los dos períodos del sin favor Isaías dice: "Consolaos, Consolaos, pueblo mío dice vuestro Dios. Hablad de corazón a Jerusalén; decídle a voces que su tiempo ya es cumplido. Que su pecado es perdonado; que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados." Isaías 40:1-2

La primera muestra de favor al Sion tuvo lugar en 1878, 3690 años después de la muerte de Jacob. Entonces no solamente el "doble" de favor sino también el de sin favor, llegaron a su fín. También la profecía de Ezequiel 37 nos habla del valle de "los huesos secos" que comenzó a cumplirse.

Entonces los huesos secos de esperanza de Israel comenzaron a moverse. En ellos aparecieron tendones, "Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis y sabréis que yo soy Jehová. Así que Dios declara vida para Israel, vivirá como una nación santa y pueblo de Dios.

En 1878 en el Congreso de las Naciones en Berlin, bajo la influencia de Lord Beaconsfield (Disraeli), el Primer Ministro de Inglaterra, reglamentó las relaciones con Turquía que surgían en aquel tiempo. Se vio el disolver de Turquía de las potencias del mundo. Inglaterra pasó a ser la protectora de las provincias asiáticas, inclusive Jerusalén. Entonces se dio a estas provincias más libertad lo que alegró a los judíos. Inclusive el derecho de comprar tierras y de colonizar Palestina - un derecho que les fue negado por siglos.

Mientras que las grandes potencias cristianas estaban con mano fuerte para tomar a la moribunda Turquía, la parte de la tierra disputada, una figura histórica dio pasos adelante y dijo: "El país es mío"; y cuando miraron al que decía esto, reconocieron a Israel, hijo del patriarca Abraham, el cual fue el primero que vivió en Palestina. ¿Una coincidencia?; no fue ninguna coincidencia, era la reunión del pueblo de Dios su cara se volvió otra vez a ellos, y sus manos fueron levantadas otra vez para bendecirlos si ahora creen en él.

Estas condiciones favorables hicieron aumentar las esperanzas sionistas. El Sionismo estaba muerto como los huesos secos vistos por Ezequiel, hasta que el tiempo de sufrimiento de Israel por sus pecados terminó. Cuando de nuevo llegó el tiempo de favor para Israel apareció el movimiento Sionista. Por este noble movimiento Dios llamó y todavía llama sus pasados súbditos de nuevo a su país.

Muchos comentadores judíos reconocieron que el sometimiento de los poderes de las naciones fue un tiempo de condenación y desgracia. Como prueba citamos Oseas 3:4-5: "Porque muchos días estarán los hijos de Israel sin rey, sin príncipe, sin sacrificio, sin estatua sin efod y sin terafines. Después volverán los hijos de Israel, y buscarán a su Dios y a David su rey; temerán a Jehová y a su bondad en el fin de los días." Viendo a los hijos de Israel volver, ¿no existen pruebas suficientes que estamos en los "últimos días" de sufrimiento y condenación?

El Congreso de las Naciones de Berlín trajo una claridad en los ojos sionistas. Les dio la posibilidad de comprar tierra en su país. Esta señal despertó la mente de los judíos en la providencia divina que trabaja para su pueblo. Uno de estos grandes hombres de visión fue Teodoro Herzl, cuyo nombre está como monumento del Sionismo. En 1896 presentó un folleto titulado, "El estado judío." Él apeló a los a los judíos ricos a convocar un Congreso de judíos y empezar a poner una base a las actividades Sionistas. El libro fue un éxito. Él pensó que los judíos ricos estaban a la vanguardia del movimiento, mas se equivocó. Al llamado respondieron los judíos pobres y sometidos de toda Europa y Rusia. El Sionismo floreció.

Cuando tuvieron en vista las persecuciones fuertes y el levantamiento contra los judíos de Kishinev, tuvieron que huir sin tener un lugar amistoso para ir. Herzl estaba listo a recibir una oferta, un lugar ofrecido por los ingleses en Uganda. Este lugar ofrecido era una salvación práctica para los judíos que enfrentaban la muerte - los ideales humanitarios le hicieron aceptar a este lugar para salvar al pueblo. Cuando el sexto Congreso Sionista dijo no a Uganda, la cara de Herzl se puso pálida. Algunos de ellos no pudieron apartar el destino divino y en ese momento, juntos estando reunidos allá, entendieron que el Sionismo es inseparable y ligado a Palestina, otra alternativa no habrá.

Herzl prendió la antorcha sionista y la llevó arriba, mas quedó para Chaim Weizmann fijarla en Palestina y recibir el reconocimiento internacional a los derechos del pueblo judío a la patria por la providencia. Chaim Weizmann aseguró para su pueblo el 2 de noviembre de 1917 la Declaración de Balfour.

Capitulo 2